viernes, 1 de agosto de 2008

El Miedo

“No hay que tener miedo de la pobreza, del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”
Epicleto

El miedo es el resultado o la aprensión que tiene alguien de que suceda algo contrario a lo que desea, una desgracia o mal. (1)

El miedo es uno de los pocos sentimientos que acostumbramos a callar; pero quién puede decir que nunca ha temido. Si nos adentramos a las páginas de la historia el hombre se ha movido en la mayoría de las ocasiones por miedo.

Si nos adentramos en el huerto de Getsemani, es el único momento bíblico en que vemos a Cristo, padecer este sentimiento. El niño que se separa de sus padres en una ciudad extraña para hablar con los ancianos del pueblo de su Padre, el hombre que se para en la proa de la barca a calmar la tempestad, que se enfrento a los levitas en mas de una ocasión a sabiendas que podían matarlo, reconoce frente a los mismos discípulos a los que ya se había manifestado en gloria, en el momento de la transfiguración; ahora a momentos de su detención les confiesa: “Me muero de tristeza” Mt 26,38.
Por que es el miedo lo que logra que el hombre muera, es la forma de acabar con todo lo bueno y noble de la persona, dejándola arrastrarse al mal.
El miedo es descender al infierno en vida, ese infierno del que nos advertía Juan Pablo II, sin dimensiones ni tiempo, el infierno es por esencia a oposición al cielo, este que es el lugar de la comunión de los santos, de la comunión eterna de estos con el creador y entre ellos mismos, nos indica que el infierno es el lugar de la no comunión, del silencio y del autismo total.
Si lo vemos con ojos humanos, Getsemani, es la puerta del infierno para Cristo, sin pasar por el miedo de ese momento, que se demuestra con la solicitud clara: “Padre aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya” Mt 26, 39b; pero lo enfrenta y se prepara, se prepara en la oración. Como prueba casi científica, Lucas nos deja una clave muy nítida de lo que pasaba por Cristo: “y comenzó a sudar como gota de sangre”
Lc 22, 44b; hoy los científicos han demostrado que el cuerpo de u hombre sometido a una gran tensión, sufre por vasodilatación, micro hemorragias por los poros. Cristo mismo os da la respuesta: La Oración, es la única herramienta, que nos ayudará a enfrentar al infierno, cuando nos lo ordena el deber.
Mas ese momento, nos muestra una actitud muy humana de los discípulos, los mismos tres que en la transfiguración, quieren construir tres chozas para quedarse allí y eternizar ese momento; ahora se olvidan de su Maestro, y se dejan vencer por el sueño, símbolo de la indiferencia.
Incluso es Pedro, quien nos revela, el actuar humano frente al miedo, primero la ira al tomar una espada para cortarle la oreja al servidor del Sumo sacerdote (Jn 18, 10); luego la negación cuando desconoce tres veces a su Maestro (Lc 22, 56-61); y la huida, cuando se esconde junto con lo otros discípulos. Pero Cristo, luego le otorga la redención, axial como tres veces lo negó, tres veces le permitió confesar su amor (Jn 21, 15-18).
Por que el miedo es el arma del terror, arma moralmente inaceptable; que se ha justificado religiosa, política y culturalmente, pero que no debemos aceptar y que debemos combatir con fe, esperanza y amor. No se puede aceptar que se nos imponga el miedo, por que destruye al hombre en su esencia y don divino la libertad.
Pero así como para que el Bien tenga sentido, el hombre debe conocer el mal; por que es lo que le da el sentido al Bien; lo que le da sentido al valor es el miedo.
Que pasará por la mente del águila, señor de los cielos, símbolo de los más antiguos imperios; cuando en su ancianidad, se guarece el los contrafuertes cordilleranos esperando la muerte, y con decisión arranca sus garras gastadas de cuajo, elimina una a una sus plumas y con golpes contra la roca se quiebra el atrofiado pico, esta escena que nos puede parecer tan dramática al cabo de un corto tiempo tiene como regalo el renacimiento de este Fénix, sus garras, plumas y pico vuelven a crecer y vuelve a ser el señor de los cielos.
El miedo nos lleva a botar la espada, pero el valor es lo que nos hace recogerla y enfrentar al tirano, pero el verdadero valor no es recogerla por la empuñadura, es tomarla por la hoja, levantarla y descubrir en esa arma ese símbolo del verdadero Amor.
Cuando hablamos del miedo, es curioso descubrir como este se manifiesta en los hombres, por ejemplo mí admirado Patton: que de joven temía que una bala, le llegará justo a la nariz, y de viejo sostuvo que la única forma digna de morir de un luchador es con la última bala, de la última batalla, de la última guerra
No podemos evadir el miedo, como no podemos evadir el infierno; pero a ambos los debemos enfrentar.

(1) www.frasesypensamientos.com.ar/frases-de-miedo

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