Hace solo una semana, mi abuelo Manuel Bascur, vivio su pascua a la presencia del Padre, la divina providencia permitio que estuviera entre mis brazos cuando dio sus último suspiros.Creo firmemente, que la infinita bondad de Dios, me permitió poder disfrutar del amor de mi abuelo y poder entregarle todo lo que necesito. Esa misma bondad me permitió ir viviendo la despedida de tres hombres que influyeron decididamente en lo que he llegado ha ser, mi papa Juan Pablo, el que inicio su pontificado el mismo año en que nací, y marco profundamente en mi forma de entender la Fe; mi General Pinochet, a quién conocí y admire profundamente y quien me enseño a amar la patria por sobre mi vida, no solo como el pedazo de tierra en que estoy parado, si no también a todos esos elementos que le van dando vida especialmente mis compatriotas; y mi abuelo Manuel, quien me enseño a vivir, a conocer y entender el amor de familia, me enseño a rezar y a amar a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Hoy agradezco a Nuestro Señor, por estos tres hombres, pero especialmente por mi abuelo Manuel y lo hago que la oración que me enseño a rezar:
Padre nuestro,
que estas en el cielo
Santificado sea tu Nombre
Hagasé tu voluntad en tierra, como en el cielo.
Danos el pan nuestro de cada día.
Perdona nuestras Ofensas,
como también nosotros perdonamos
a quienes nos ofendes.
No nos dejes caer en tentación.
Y libranos del mal.
Gracias Dios, por el abuelo que me distes.
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